Dimensión: 1.3.6: Debate

Esta dimensión se refiere a las modalidades para el debate parlamentario. El derecho a debatir se considera universalmente uno de los derechos más críticos de los parlamentarios en un sistema democrático. El debate brinda a los parlamentarios la oportunidad de declarar públicamente su apoyo o rechazo a una idea, política o acto en función de las prioridades de su electorado y/o partido, y de supervisar las acciones del ejecutivo discutiendo asuntos relacionados con propuestas, programas y servicios. También es el mecanismo por el cual una Cámara delibera sobre los asuntos en consideración y permite que los parlamentarios estén informados para que puedan tomar una decisión. El debate puede ocurrir dentro de las comisiones o en el plenario. Esta dimensión se ocupa específicamente del debate en plenario.

Es importante que el parlamento cuente con un reglamento para estructurar y regular el debate, que debe entenderse claramente y aplicarse de manera imparcial a todos los parlamentarios, independientemente de su afiliación partidaria. Debe asignar tiempo para el debate y dar a los parlamentarios la capacidad de presentar mociones y determinar el orden de las mociones presentadas, hacer comentarios para el registro, proponer enmiendas, plantear cuestiones de orden y celebrar un debate abierto. También debe haber normas legislativas para garantizar que el debate se lleve a cabo de manera ordenada y respetuosa y que los parlamentarios puedan expresar sus puntos de vista libremente.

A los parlamentarios se les debe asignar el tiempo y la oportunidad adecuados para el debate antes de una votación programada, para garantizar que todas las partes puedan contribuir por igual en un asunto propuesto, y para que los ciudadanos se comuniquen con su parlamentario con respecto a la legislación pendiente.