Dimensión: 1.6.3 Proceso legislativo

Esta dimensión se refiere a los procesos para la aprobación de la legislación, tal como está reflejado en la Constitución y/u otros aspectos del marco legal, y como normalmente es ampliado en el reglamento del parlamento. Estos procesos deben ser claros, transparentes y comprensibles, y deben permitir un examen y debate adecuados de la legislación a medida que avanza en todas las etapas. En los sistemas bicamerales, debe haber procedimientos claros, bien entendidos y aceptados establecidos por cada Cámara para su propia consideración de la legislación, así como disposiciones claras, aceptadas y manejables para permitir la resolución de cualquier diferencia entre las Cámaras.

Los parlamentarios deben tener suficiente tiempo y oportunidad para reflexionar y debatir las propuestas de ley antes de votarlas. Aunque la práctica difiere de un parlamento a otro, la mayoría tiene al menos dos principales etapas para la consideración de las propuestas de ley (a veces denominadas “lecturas”): una para el debate sobre los principios generales de la propuesta de ley y otra cuando se considera el detalle de la propuesta de ley y se pueden proponer y votar enmiendas.

A los efectos de esta dimensión, se supone que, en algún momento del proceso, todas las propuestas de ley serán remitidas a una o más comisiones pertinentes para su consideración detallada. Estas comisiones deberían tener el poder de recomendar enmiendas o modificar la legislación directamente. Esta etapa de la comisión permite la participación directa del público en el proceso legislativo, lo que debe estar previsto en el reglamento del parlamento y reflejarse en su práctica, con tiempo suficiente para la consulta pública.

En algunas circunstancias, es posible que el parlamento deba aprobar leyes más rápido de lo que permite el proceso de rutina, como en respuesta a un desastre natural, una pandemia o un acto de terrorismo, o a una sentencia judicial adversa. Bajo este procedimiento acelerado, también conocido como procedimiento "acelerado" o "urgente", la legislación pasa por todas las etapas habituales, pero con un calendario acelerado. Si bien la urgencia puede ser justificable, el procedimiento aún debe permitir un examen parlamentario adecuado en la medida de lo posible.

Esta dimensión también cubre la consideración de la legislación delegada, que el parlamento debería tener la oportunidad de examinar, debatir y aprobar o rechazar.